TEJIENDO IDENTIDAD

TEJIENDO IDENTIDAD

LA INMORTALIDAD DE LA MODA TRADICIONAL DE ECUADOR

La moda es el medio de expresión más visual que utilizamos a diario. Siempre pienso “dime cómo vistes y te diré quién eres” y pocas veces me equivoco. Por ello, si queremos conocer cómo es la gente de un país en concreto, debemos atender a su indumentaria. Para los amantes del turismo y la cultura, a finales de enero volveremos a disfrutar un año más de FITUR que contará con Ecuador como país protagonista del evento.

Este país, situado en la costa oeste de Sudamérica, es apodado como el País de los Cuatro Mundos, haciendo referencia a sus cuatro ecosistemas. Este es solo uno de los indicadores de la riqueza natural y cultural de este país que acoge catorce nacionalidades indígenas.

Debido a esta diversidad, Ecuador no tiene un traje nacional exclusivo y adentrarnos en las particularidades es algo más que interesante. Algunas de las comunidades indígenas hacen uso de las prendas tradicionales de forma habitual, especialmente las comunidades de la Sierra. En esta zona del país encontramos cerca de 17 vestimentas típicas cuyas características comunes son las faldas largas, los bordados, los anacos (faldas), los sombreros, los chales de lana y los ponchos. Otras comunidades como los kichwas han perdido su vestimenta tradicional. Como en todos los pueblos, la vestimenta surge en un primer momento como un elemento práctico adaptado a las tareas que sus usuarios deben realizar y al clima que los envuelve. Pero poco a poco comienzan a versionar su propia indumentaria con elementos que hablan de ellos como pueblo, como sociedad.

El traje más conocido de Ecuador es el llamado Otavalo, una ciudad del norte de los Andes famosa por su mercado de artesanía. Los hombres indígenas de Otavalo llevan ponchos azules o grises, bragas blancas hasta la pantorrilla, sandalias de cuerda, sombreros de fieltro y una trenza larga que llega hasta casi la cintura llamada shimba. Las mujeres van vestidas con blusas blancas bordadas, faldas negras tejidas y chales. Las joyas incluyen ristras de collares con cuentas de oro y pulseras de coral rojo”. La indumentaria otavaleña da también mucha importancia a los complementos, utilizando gualcas (collares dorados), maquiguatanas (pulseras de coral o de plástico, anillos o aretes con piedras de colores). Estos no son meros adornos, son símbolos de poder femenino y guardan otros significados según sus colores siendo, por ejemplo, los de color rojo símbolos de fertilidad.

Damos un salto hasta la región Amazónica y allí encontramos varias tribus como los siona o los secoya donde todavía usan tocados con plumas y otros accesorios con significados étnicos y tribales. Hay otros elementos para nosotros llamativos como los shakap (cinturones) que llevan las mujeres shuar alrededor del karachi (vestido largo) o las faldas llamadas itip de sus hombres. Varias de estas nacionalidades utilizan el achiote para tintar sus rostros y cabellos.

Pero la moda ecuatoriana no se reduce únicamente a la indumentaria tradicional. Podemos encontrar algunos diseñadores emergentes con una característica común: su búsqueda de la sostenibilidad en el mundo de la moda sin dejar a un lado sus raíces. Encontramos a Talitha de Celia Hernández que se basa en su propia cultura popular para crear una colección inspirada en la Virgen de Quito. Opuntia se sumerge en la esencia de su país en colecciones como Galápago o Precolombina. Suspiro de Verónica Buitrón trabaja con una comunidad autóctona de tejedores rezagada por la industria textil y creando un proceso de aprendizaje gratuito de tejido en telar, tintes naturales y análisis de costos para llegar a un precio justo por el trabajo de sus artesanos. Felipe Fiallo se encarga de desarrollar calzado biodegradable donde sus proyectos fusionan la alta costura digital con el mundo de la biología y la sustentabilidad.

Como vemos, la moda en Ecuador es más que una simple elección de prendas; es un medio de comunicación que trasciende las barreras lingüísticas. Es un país donde cada puntada cuenta una historia y cada patrón evoca emociones y lleva consigo el espíritu de aquellos que lo crearon.

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